Como si se tratase de una fatalidad, involuntariamente, nuestras organizaciones desaprovechan las capacidades y el talento de las personas: sus ideas, su capacidad de mejorar o de obtener mejores resultados…
No hay nada comparable. Nada es más valioso ni más caro, nada es más estratégico para nuestras empresas, pero nada se despilfarra más.
Todos sabemos que sólo las empresas más inteligentes y adaptativas sobrevivirán y que la clave es el talento y las capacidades de las personas. ¿Tendremos que resignarnos viendo cómo se pierde este talento?
Cuando se busca el antídoto ante tan terrible y generalizado derroche económico aparece la palabra “liderazgo”. Un concepto para la mayoría lejano, poco útil y práctico. Pero, no parece que haya muchas más soluciones… ¿Profundizamos en el tema?